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Mostrando las entradas de junio 16, 2017

Jesús camina con discreción junto a los desalentados, para devolverles la esperanza, partiendo de la narración evangélica de Emaús.

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El santo padre Francisco ha proseguido este miércoles en la catequesis que realiza en la audiencia general, con el tema de la esperanza cristiana, partiendo del sentimiento de fracaso de los apóstoles y seguidores de Jesús después de su crucifixión. Queridos hermanos y hermanas,  Hoy quisiera detenerme en la experiencia de los dos discípulos de Emaús, del cual habla el Evangelio de Lucas. Imaginemos la escena: dos hombres caminaban decepcionados, tristes, convencidos de dejar atrás la amargura de un acontecimiento terminado mal. Antes de esa Pascua estaban llenos de entusiasmo: convencidos de que esos días habrían sido decisivos para sus expectativas y para la esperanza de todo el pueblo. Jesús, a quien habían confiado sus vidas, parecía finalmente haber llegado a la batalla decisiva: ahora habría manifestado su poder, después de un largo periodo de preparación y de ocultamiento. Esto era aquello que ellos esperaban, y no fue así. Los dos peregrinos cultivaban sólo una esp

Sentir la vergüenza de ser de ‘barro’ nos abre el corazón para que el Espíritu entre...

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Nadie se salva a si mismo, necesitamos la potencia de Dios. El papa Francisco en la homilía de este viernes en la Casa Santa Marta, señaló así la Segunda Carta de san Pablo a los Corintios, en la que el apóstol habla del misterio de Cristo, indicando que “tenemos un tesoro en vasijas de barro”. Exhorta por lo tanto a todos a tomar conciencia de nuestra debilidad porque sin la potencia de Dios no podemos seguir adelante. “Todos nosotros somos vulnerables, frágiles, débiles y tenemos necesidad de ser curados. Y él lo dice: sufrimos tribulación, estamos consternados, somos perseguidos, golpeados como manifestación de nuestra debilidad, de la misma debilidad de Paolo, manifestación del barro”. Añade que “una de las cosas más difíciles en la vida es reconocer la propia vulnerabilidad” y a veces intentamos “maquillarla para que no se vea”. El mismo Pablo en el inicio de este capítulo dice: “Cuando he caído en las simulaciones vergonzosas”. Las disimulaciones son vergonzosas s