¿Ser humilde es ser tonto?
La humildad auténtica es fecunda y genera muchos beneficios en la persona y en su entorno laboral, familiar y social. La imagen popular del humilde da como para que, en principio, nadie quiera serlo. Suelen presentarlo, en la publicidad y en las series, como el ingenuo al que es fácil tomar el pelo. Es primo hermano del friki y del nerd (empollón). No consume marcas, no se impone, no brilla por nada, pasa desapercibido , no hace la competencia en el trabajo porque no tiene ambición y es fácil aprovecharse de él sin que lo note. Ese perfil de supuesto humilde más bien suele ir con la cabeza gacha, una media sonrisa de bondad angelical y nunca levanta la voz. Vaya. ¡Qué error creer que eso es la humildad auténtica! Por suerte, alguien de una escuela de negocios se puso a inspeccionar qué era de verdad aquello de ser humilde ¡y le pareció muy provechoso para el mundo de la empresa! Hay headhunters que entre los valo...