María embarazada: milagro y misterio
“…Cada embarazo, cada niño gestándose en el seno de su madre, es un milagro y un misterio. Pero entre todos los de la historia, los nueve meses que tuve a mi Niño en mi seno fueron singulares. Porque todas las demás mamás saben o imaginan, de un modo u otro, cómo será su niño. Si parecido al papá o a ellas, si a la familia paterna o materna. Pero mi Niño… fue concebido de manera especial. Mi Niño se formó en mi seno porque el Poder del Altísimo me cubrió con su sombra. Esos meses fueron maravillosos y tremendos al mismo tiempo. Maravillosos, porque sentía la Vida palpitar en mi interior. Porque sentía que, en realidad, no sólo yo y José esperábamos: era toda la humanidad, más aún, todo el cosmos, los que estaban esperando su nacimiento. Y sentía a cada paso a mi lado el anhelo de Abraham que deseaba ver cumplida la promesa, y la mirada de Moisés, que había hablado cara a cara con Dios… Y sentía muy cerca a David, anhelando ver realizada...