Los dones del Espíritu Santo son bendiciones que Dios nos da

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Cordial y bendecido saludo para todos, continuamos caminando por el tiempo pascual buscando prepararnos cada vez de la mejor manera posible para la venida del Espíritu Santo o fiesta de Pentecostés; ya abordábamos este tema, pero vamos a avanzar un poco, vamos a trascender y no quedarnos en el hecho de ver al Espíritu Santo como un mero símbolo, una paloma o unas lenguas de fuego que se posan sobre los apóstoles, vamos a tomar al Espíritu Santo desde una perspectiva trinitaria, que no solo empodera a los apóstoles para salir a evangelizar, sino también que está en cada uno de nosotros y que se manifiesta a través de dones o carismas, que en últimas develan nuestra verdadera identidad cristiana, como nos lo enseña el apóstol Pablo en su carta a los Corintios en la cita 1 corintios 12, 4 - 10 que dice textualmente, “hermanos, acerca de los dones espirituales no quiero que sigan en la ignorancia. Existen diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; Existen ministerios diversos, pero un mismo señor; existen actividades diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos. A cada uno se le da una manifestación del Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo Espíritu el de enseñar cosas profundas, a otro por el mismo Espíritu se le da Fe, a este por el único Espíritu se le da el don de sanaciones, a aquel realizar milagros, a uno el don de profecía, a otro el don de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, a este hablar lenguas diversas, a aquel el don de interpretarlas”.
Hermanos los dones del Espíritu Santo son bendiciones que Dios nos da, no son producto de nuestra condición humana, no los obtenemos como producto de nuestras fuerzas, nuestra lucha, nuestra voluntad, son talentos, tesoros que Dios en su infinita misericordia nos otorga. Para darme a entender un poco más podemos hacer una analogía, solo a manera de ejemplo con los poderes de los superhéroes, esos personajes de la ciencia ficción que tienen súper poderes, visión laser, pueden volar, traspasar paredes, tener fuerza descomunal, etc. Nosotros los cristianos católicos tenemos como súper poderes el entendimiento, la sabiduría, el discernimiento, entre otros y estos nuestros poderes se llaman carismas o dones del paráclito.
Al respecto el profesor de Teología de la Pontificia Universidad Católica, Gustavo Daniel D´Apice nos explica: “Los dones del Espíritu Santo son siete, número muy querido en la simbología cristiana para expresar plenitud y perfección: Los podemos dividir en dos grandes grupos: Los que afectan más a la inteligencia especulativa y práctica: Son los dones de entendimiento, sabiduría, ciencia y consejo. Los que afectan más a la voluntad operativa: Son los dones de piedad, fortaleza y temor (amor) de Dios”.
En esta oportunidad enfatizaré en los tres primeros teniendo como fuente al profesor D´Apice.
1.     “El don de entendimiento o inteligencia permite penetrar en la verdad de las cosas, ya sea divinas y sobrenaturales o naturales y humanas o creacionales. Capta la esencia de las cosas con claridad y el desarrollo de los razonamientos e ideas humanas, así como en los “razonamientos e ideas” divinas.
Capta la substancia oculta en los accidentes, como a Jesús bajo la apariencia del pan y del vino en la eucaristía. También ayuda a descubrir los distintos sentidos de la Sagrada Escritura: literal y espiritual, alegórico, moral, escatológico o anagógico. Y el sentido tipológico, descubriendo en las figuras latentes del Antiguo Testamento la presencia patente de Jesús Resucitado manifestado en el Nuevo. Capta la esencia espiritual de las realidades sacramentales envueltas en el signo y la figura. Y el simbolismo de toda celebración litúrgica, aunque sea la más insignificante y pequeña, llenando esta captación de ternura y veneración a quien la padece o realiza.    
2.     El don de sabiduría nos permite experimentar las cosas divinas como por un instinto connatural que da el Espíritu Santo a la creatura, y le hace saborear y gustar a Dios manifestado en Jesús. Contraria a la sabiduría es la necedad en las cosas espirituales, de quien prefiere a la creaturas en vez del Creador, las cosas materiales a las invisibles y eternas, y las cosas carnales a las espirituales y santas, y no observa en lo creatural aquello que conduce a Dios.    
3.     El don de ciencia, permite entender sobrenaturalmente a las cosas creadas. Ve el paso de Dios en la creación, en la providencia, en la historia personal y comunitaria, en la redención constante y en la santificación actual.
Capta el designio de Dios sobre las cosas, sobre la historia, en lo natural ve lo sobrenatural. Ve el bordado por encima de la tela en el telar, y no el entramado de hijos que por debajo aparece. Contempla y ayuda a sacar de los males bienes, y en los mismos males comprende los designios de Creador de todo, que saca bienes de ellos, así como del máximo mal físico y moral, que fue la condena y crucifixión de Jesucristo, sacó el bien máximo de la redención y de la resurrección corporal para Sí y para todo el género humano.
Ve a Dios y sus planes en el mundo sensible y corporal que nos rodea, en los acontecimientos de nuestra historia cotidiana, por más pequeña y aparentemente insignificante que sea, ya que a los ojos de Dios los pequeño e insignificante puede contener los valores perennes del esfuerzo y el amor de la santidad cristiana”.  
Hermanos, pidámosle al Paráclito Divino que nos ilumine, nos de la sabiduría para descubrir los dones que tenemos, para ponerlos al servicio de Dios, a través del servicio a los demás.
Leidy M. Pastrana Z.
Bendiciones!
ACI

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