Camino de encuentro hacia la conversión


Para el Cristiano la Conversión es una tarea, un trabajo de todos los días,
CADA DIA UN PASO - (Papa Francisco)

En este nuevo artículo les propongo reflexionar sobre el PEREGRINAR HACIA LA CONVERSION, invitarlos a que juntos continuemos transitando este Camino de Encuentro y mientras caminemos, podamos reflexionar e interpretar todo aquello que nos abre el corazón y nos prepara a un encuentro permanente con Dios.
La figura del "Peregrino", de aquel que camina hacia un rumbo y hacia un horizonte, está muy ligada a la imagen de Cristo, dado que ha sido el caminante que ha enseñado y llevado la Palabra de Dios por todos los rincones, aplicando su pedagogía, que se basaba en que se conozca a través de todos sus relatos, signos y milagros, la verdadera realidad del Reino de los Cielos.
Justamente Cristo ha sido motivo de "Encuentro", porque muchos han caminado hacia Él, a lo largo de su corta vida pública; querían conocerlo, tocarlo, suplicarle, tan solo escucharlo y en base a todo esto y a su Palabra, por sobre todas las cosas: CREER en Él.... "CONVERTIRSE"
Si hay una cita Bíblica sublime a mí entender para tratar este "Peregrinar hacia la Conversión", sobre todo en este Tiempo de Cuaresma, y a través de la cual podamos entender el verdadero significado hacia lo que se nos invita a diario, para transitar livianos y seguros de que tenemos siempre una compañía constante y plena; ese texto, (que obviamente invito a leer a quienes no la conozcan), no es otro que:

Los Peregrinos de Emús (Lucas 24, 13-35)

En esta parte de la Biblia está resumida por excelencia todas las cuestiones que estamos trayendo hacia nuestro momento de reflexión, cuestiones del "Caminar", "del Peregrino", de la "Conversión" de la Palabra, y mucho más aún de la "Eucaristía".
Trataré de comentárselas brevemente, invitándolos a reflexionar sobre la importancia de la figura de Cristo, que como he dicho antes, está asociado a la imagen de "Peregrino por excelencia".
Los Peregrinos son dos Discípulos que luego de la muerte de Cristo caminan desde Jerusalén hacia Emaús, ellos van conversando sobre lo sucedido, un poco tristes, desesperanzados y algo abatidos porque ellos pensaban que sería un Salvador para Israel, ellos habían puesto muchas expectativas, sin comprender que la salvación era algo más universal. Así van caminando, con cierto desgano y con esa tristeza, cuando de pronto al caminar se une con ellos Jesús resucitado, quien les pregunta sobre lo que hablaban. Ellos lo miran sorprendidos y le responden que pareciera que es la única persona que no sabe lo que había sucedido. Por supuesto Jesús los increpa y los invita a que no estén mal y comienza a explicarles la Palabra, porque entiende que los Discípulos están cegados y que no reconocen que lo tienen frente a ellos. Al llegar al punto a donde se dirigían; los discípulos presienten que hay algo más detrás de la figura de aquel peregrino que los acompañó en el camino, y lo invitan a que se quede con ellos. Cristo acepta la invitación y durante la cena parte el Pan, se los entrega, y es en ese mismo momento cuando una especie de velo se les cae de los ojos y lo reconocen, comprenden que quien caminó con ellos había sido el propio Cristo; allí entonces corrieron con alegría a decirle al resto lo que habían vivido.
Muchas veces podemos asociar lo antes descripto con la actualidad de lo que vivimos a diario, el ir de a dos como lo hacían estos discípulos es reconocer que vivimos en "comunidad", y en nuestra comunidad peregrinamos todos los días de nuestras vidas. Cada amanecer es una nueva puesta a un nuevo desafío, a un nuevo camino, a un nuevo horizonte. Nuestra vida es un peregrinar constante, y muchas veces como estos discípulos vamos cabizbajos, tristes, faltos de voluntad, cuasi con un velo en los ojos, tratando de encontrar una palabra de aliento, porque creemos que los problemas nos superan.
Cristo se hace presente y se manifiesta de diferentes maneras en el camino de nuestras vidas, y nosotros, a veces, como los Peregrinos de Emaus, lo tenemos a nuestro lado y parece que no lo reconocemos, y que ni siquiera lo escuchamos, o tal vez lo escuchamos como un susurro en nuestros corazones, pero no llegamos a descifrar los mensajes, porque estamos endurecidos y faltos de fe; hasta que de pronto entendemos que si lo invitáramos a través de la oración o de una súplica, o a través de un perdón a nuestro hermano, estaríamos ablandando nuestro corazón, aquel corazón de piedra, que muchas veces vestimos, y que nos impide en muchas ocasiones, ver que Él, siempre está con nosotros.
De esto se trata la conversión, de orar, de reconocerle, de peregrinar junto a Cristo todos los días de nuestra vida, tomándolo como un hábito propio y poniéndolo en práctica constante ante una adversidad de una enfermedad, de falta de trabajo, de vivencia de un momento difícil en nuestras familias y en tantas otras ocasiones complejas en donde nos cuestionamos: ¿Por qué a mí?.
Cuando pongamos a Cristo siempre junto a nosotros vamos a vivir siempre la alegría de anunciar a todos que Él ha resucitado y que nos protege permanentemente.
Para cerrar y profundizar al respecto de esta sensación de soledad que muchas veces tenemos al caminar, me viene a la mente aquella poesía hermosa que se llama: "Huellas en la arena",
(la cual también les invito a leerla)
y que termina diciendo:

Huellas en la arena
Señor, Tu me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas. No comprendo porque Tu me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".
Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo. Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas, fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".
Pidamos entonces a Dios que podamos peregrinar permanentemente junto a Él en todo tiempo de nuestra vida, que podamos encontrarlo siempre y que nuestros corazones y nuestros ojos permanezcan abiertos para sentir la alegría de su eterna compañía

Como digo siempre: La Palabra de Dios y por sobre todo la Oración, no dejan de ser y representar en sí misma y a través de la Biblia, un Camino de Encuentro, porque de ella surgen un montón de enseñanzas y reflexiones que nos sumergen en un diálogo permanente...
Entre tu Alma y Dios
Entre Dios y tu Alma
Entre Vos y Yo

Bendecida Jornada para Todos!
y como sabemos "Lo que se comparte se Multiplica" (Papa Francisco)

Diego German Georgieff | marzo 31, 2017 en 12:00 pm

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