Una Fe que no escucha al Espíritu Santo, se vuelve ideológica.

Espiritu Santo, vitral del altar de la cátedra de san Pedro, en el Vaticano

Dejarse interpelar por el Espíritu Santo, aprender a escucharlo antes de tomar las decisiones, contrariamente la fe se vuelve ideológica.
El Papa Francisco lo explicó este lunes, en la homilía de su misa cotidiana en la Casa Santa Marta, anticipando la festividad del próximo domingo de Pentecostés, y precisando que es el Espíritu Santo quien mueve el corazón y suscita emociones.
Partiendo de la Primera lectura del día, que narra como la comunidad de Éfeso había recibido la Fe pero no sabía que existiera el Espíritu Santo, “no conocía este don del Padre”, y cuando Pablo le impuso las manos bajó sobre ellos el Espíritu Santo e iniciaron a hablar idiomas.
E invita a preguntarnos que lugar tiene en nuestra vida el Espíritu Santo: ¿Soy capaz de escucharlo?, de pedir inspiración antes de tomar una decisión, decir una palabra o hacer algo? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón quieto?”.
“A ciertos corazones si le hacen un electrocardiograma espiritual, el resultado sería linear, sin emociones” dijo el Papa y añadió: “También en los Evangelios están estos, pensemos a los doctores de la Ley: creían en Dios, sabían todos los mandamientos pero su corazón estaba cerrado, quieto, no se dejaba inquietar”.
El sucesor de Pedro señala que ha escuchado decir:
— Padre, ¿eso no es sentimentalismo
— ¡No, si uno va por el camino justo no es sentimentalismo!

“He sentido ganas de hacer esto, de ir a visitar a aquel enfermo, o cambiar mi vida, o dejar esto… Sentir, y discernir: lo que siente mi corazón porque el Espíritu Santo es maestro del discernimiento”. Y si “una persona no tiene estos movimientos en el corazón, no discierne qué sucede, es una persona con una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología”.
Debemos preguntarnos si tenemos un corazón inquieto porque está movido por el Espíritu Santo y que antes de hacer algo le pedimos al Espíritu Santo que nos inspire, que “diga que sí o que no”, o si sólo hacemos “cálculos mentales”.
“Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia” y a “cada uno de nosotros”. Pidamos “la gracia de aprender este lenguaje –concluyó el Papa– para escuchar al Espíritu Santo”.

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